LA RADIO(TERAPIA) V: LA META

Hoy tenía mi quinceava y última sesión de radioterapia, pero como tenía un examen de opos, ayer me di 2 sesiones: una a las 9:30 y otra a las 17:00.

¡¡¡Y ya hemos terminado!!!

Mi amigo mallorquín me preguntó: ¿y después de la radio qué toca?

Mi respuesta fue: NO TOCA NADA MÁS. ES LA META.

Pero no es del todo cierto. Ya no me “tienen” que hacer nada, pero el cansancio va a aumentarse exponencialmente y puede que incluso me cueste respirar bien. Y el pecho y la axila ahora solo están un poco inflamados, pero se van a poner rojos y van a doler y escocer más.

Pero yo estoy positiva: para mí ayer fue el fin de la pausa de mi vida. No hay que pausar tu vida cuando te pasan cosas, pero si que lo hago un pocquito, en detalles, para que no deprimirme. Yo me lo tomo como vivir en servicios mínimos. y cuando ya puedes volver a la normalidad, vuelves con más ganas.

No soy de joyas ni maquillajes, pero una de las cosas que he hecho en «la pausa» es no llevar nada de accesorios desde que me hicieron la primera prueba preoperatoria. Podía haber llevado mis pendientes que no me quito para dormir, y las pulseras, pero lo de quitármelas y ponérmelas cada vez que tengo algo o para la radio…me agobia mucho muchísimo.

Hoy, esa pausa ha terminado.

Las pulseras que me han ido regalando y están llenas de energía y amor, ya están en mi muñeca.

Me despido del tubo de snorkel y las pinzas de nariz para la natación sincronizada, como los he bautizado y digo “Holiiiii” a las pulseras, mis colgantes, los pendientes, el anillo de mi abuela y el esmalte de uñas:

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SOÑAR CON TODO DETALLE (II) – LOS VIAJES EN TREN

Esta noche he soñado que viajaba en tren. Uf, ha sido agotador.

No he disfrutado nada del viaje porque, en un principio iba a ir con Ka y, al final no pudo ser y me fui sola.

Y también porque la tecnología me falló en el tema de las conexiones.

En el viaje yo iba a la ciudad de Lancaster en tren.

Inciso 1: Había oído ese nombre en alguna serie seguro, pero no como nombre de lugar, supongo que como apellido de familia: Los Lancaster. Y, he ido, por casualidad, a ver si este sitio existía y estoy flipando porque es una ciudad de UK.

No había tren directo y Rome 2 Rio me decía que tenía que hacer transbordo en Rebrem.

Inciso 2: Con esta no ha habido sorpresa: no existe tal ciudad. Pero esta ya lo intuía en mi sueño que venía de Bremen, de la que si he nombrado en mi vida últimamente.

Así que, en Rebrem bajé con mi maleta y me dirigí al terminal de billetes para sacar uno para el siguiente con dirección a Lancaster. No conseguía encontrar la estación en el apartado de la “L”. Así que salí de la cola para buscar el mapa de conexiones y tampoco conseguía encontrarlo. Jo, en Internet si que había una línea que salía de Rebrem. Salida a Lancaster con dirección Tovir A’verm (esta no me he atrevido a buscarla, es imposible que exista, pero flipo como he conseguido acordarme horas después de haberme despertado, apóstrofe incluido).
Vuelvo a intentarlo en la máquina y nada, que no lo encuentro.
Entonces, una de las personas que está atendiendo en las taquillas, me habla en español (sabe que soy española porque me ha oído preguntarle a una persona si sabe qué tren va a Lancaster):

– Vis, no hay ningún tren que vaya a Lancaster desde aquí, pasa por esta ventanilla y miramos cómo puedes llegar – me dice y yo me sorprendo porque, además, sabe mi nombre.
– Pero el que va a Tovir A’verm sí que para, ¿no?.
– No, esa línea ya no está operativa. La única opción es que cojas un tren a Atenas y desde allí tienes un tren directo a Lancaster.
¿Athens? ¿In Greece? – le pregunto ojiplática y en inglés.
– Sí, aquí tienes tu billete.
– Pero ¿cuánto tarde en llegar?.
– 7 horas y media – Me sorprendo porque es mucho tiempo, pero si lo piensas, para ir de Europa de arriba (no sabía ubicar Lancaster pero intuía que mi viaje era por esa zona) a Europa de abajo, no tanto.


Luego miré el precio y era una ganga: 4 euros con 95 céntimos.
Y la mujer que me atendió, como ve veía que no me levantaba de la silla, me dijo que me dirigiese ya hacía la dársena para no perder el tren con un “Aneu ja“.

Después de haber descubierto que la ciudad existe y que el castillo es precioso en las fotos, me voy a plantear pasar la próxima vez que vaya a UK o a Irlanda. Eso sí, espero que haya mejores conexiones.

Este sueño me ha recordado el sueño que tuve en el que tenía un examen en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y me iba en tren, en el que el trayecto desde donde vivo son unos 30 minutos. Pero no sé cómo lo hice que acabé cogiendo un tren que iba desde mi municipio a la UPV pero… ¡¡¡Pasando por Gandia!!!

Y mi opomiga Mer llamándome en plan «Oye, que estoy donde quedamos siempre y no te veo, ¿por dónde vas?». Y yo: «No te lo vas a creer, acabo de salir de Gandia». No llegué a tiempo al examen.

De estas noches me levanto agotada físicamente, de viajar y llevar maletas y mochilas y, mentalmente, de todas las gestiones que hago para conseguir llegar al destino. Para no estarlo…

Así que esta tarde, me tendré que echar una siesta para descansar de haber tenido una noche nada reparadora.

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COSAS DE PLEBEYA CUANDO VE COSAS DE FAMOSOS

En X Twitter llevo viendo ayer y hoy el hashtag de la Gala MET de este año.
Confieso que he tenido que buscar en qué consiste el evento y qué premios daban.
Resulta que no dan premios, que es la inauguración la exposición anual del MET: posan, les dan de cenar y les ponen un poco de entretenimiento.

Este año el tema era la naturaleza o algo así.

He visto las fotos de la alfombra roja y he descubierto que hay 3 tipos de invitados:

  1. Los que han recibido la comunicación del dress code/temática y la cumplen.
  2. Los que no.
  3. Los hombres. Traje en negro el 90% de ellos. Y el 10% restante no se libra, aunque se lo han currado, pero no pueden competir con las del tipo 1.

Al empezar a ver las fotos y lo espectacular que son muchos de los vestidos con ese aire naturaleza en estado vivo me he acordado de los padres y madres en general, en ese momento que llega el niño/a con la carta del cole comunicándoles que, al día siguiente, tiene que ir vestido de naturaleza.

Ambas situaciones son muy similares. La diferencia es que los progenitores empiezan a estresarse pensando donde van a conseguir ropa marrón para vestir al niño de árbol. ¿Y las hojas? Ale, a bajar al trastero, donde guardaste el ficus artificial porque ahora está de moda las plantas naturales. Sin embargo, los famosos ni siquiera se tienen que esforzar, son los diseñadores los que los buscan para que lleven sus vestidos, aunque en este evento son más disfraces con glamour que vestidos.

Entre las madres y algún padre también hay 3 tipos, muy similar a los de los famosos:

  1. Las que al leer la nota con el tema del disfraz abren el armario donde tienen telas, fieltro, goma eva, gomets… y hacen un disfraz de escándalo.
  2. Las que no leen la nota y cuando se enteran que los otros niños sí, deciden que ya que no hacen el disfraz, al menos sus niños van a ir de punta en blanco y los visten ese día a su churumbel con algún vestido/tarje que le compraste para ir a la boda de tu primo.
  3. Las que al leer naturaleza lo tienen claro: el churumbel va a ir con chándal, porque así van todos los niños al monte, que es naturaleza. Los que se emocionan y lo intentan pero no tienen el nivel, del tipo 1, lo disfrazarán de piedra o de banco de madera, que es lo que vieron en su última salida pascuera.

Volviendo a la gala, casi todos los vestidos son impresionantes.
Pero mi yo patriota está decepcionado. En concreto con la Rosalía, la Pe y la Pataky.
Tanto la Tratra como la Pe llegaron como si hubieran venido directamente de un funeral y no les hubiera dado tiempo a cambiarse.

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A Rosalía la entrevistaron y dijo que como la temática eran las “Bellas durmientes”, y, que ella al dormir, cierra los ojos y solo ve negro es así como se ha vestido. Quiero creer que ha habido un poco de confusión con la temática. En algunas webs he leído Bellas durmientes y en otras, el Jardín del tiempo.

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Y luego la Pataky, que, no ha ido de negro, pero ha ido muy cutre. Thor seguro que le dijo: mira en el trastero que algo encontraremos, yo voy a llevar el traje que me puse para la boda la de la Cyrus. Y encontraron una diadema de cuando la nena tomó la comunión y una red de pescar tiburones que tenían olvidada. Eso, pintado con el spray dorado que sobró de Nochevieja: disfraz solucionado.

A la par que me sorprendía de lo maravillosos que eran los vestidos, también me surgían dudas. Y me apetecía poder ver qué sucede dentro. Les dan de cenar, pero… ¿sentados o de pie? Lo digo porque los hombres y algunas mujeres pueden sentarse, pero ya me dirás cómo se sienta la Shakira con esa cola,

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o la que tenía la falda hinchable,

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la Lea

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y Lana del Rey con su mosquitera.

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Cardi B se sentiría muy sola, porque con ese vestido ni sentada ni de pie, hay que echarle la comida para que la pille al vuelo.

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Como es un evento benéfico y seguro que desgrava, cuando reúna 75.000 dólares, que es lo que vale la entrada, me pensaré si voy y así despejaré todas mis dudas.

Mientras lo consigo, voy a seguir mirando los vestidos. Me muero de la risa. Se podría hacer un juego de mesa, en que cada vestido es una carta y cuando se descubre, hay que contestar a lo que te recuerda: la hawaiana que baila en el coche, la camiseta desteñida con lejía que llevaba de adolescente, la flamenca que se pone encima de la tele en versión americana, una fallera, el film transparente de la cocina, un caballero medieval, Úrsula, de la Sirenita de incógnito, la abuela de Los Otros, el Ying y el Yang, Las Meninas, Aramis Fuster

Mi favorito: este.

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MADRE NO HAY MÁS QUE UNA …

…y va y me tiene que tocar a mí.

Ese es el chascarrillo que suelo decir siempre. He heredado de mi padre el ser tan cansina.

No soy de celebrar fechas señaladas: el día de la madre, el santo que no tengo, mi cumpleaños (con el que siempre he tenido traumas), Navidad, San Valentín (quedaría raro celebrarlo sin pareja), …

Y mucho menos lo de regalar “porque toca”, mucho menos. A mí lo de regalar me tiene que salir. Y le pongo toda la ilusión del mundo, pero ver a la gente en diciembre buscando regalos para la familia, en febrero para San Valentín, y el resto de eventos con regalos me deprime el estrés que les genera. Tienes que encontrar algo. Tienes que conseguirlo. No puedes decir: este año no he encontrado nada. Y claro, esto se repite TODOS LOS AÑOS. De solo pensarlo me agoto mentalmente. Cómo consigue regalar algo y que no se pierda la ilusión de encontrar algo único para esa persona y la sorpresa de esa persona al abrirlo.

Los regalos establecidos por la sociedad no son para mí.

Yo soy de ver algo que me hace pensar en una persona y comprarlo.

Por eso mi madre, desde que soy adulta, sabe que no va a tener regalos en el día de la madre. Digo desde que soy adulta porque recuerdo que, de pequeña, cuando no tenía dinero, era mi madre quien me lo daba para que yo pudiera comprarle algo. También recuerdo un año que fui con mi vecina de enfrente, que tenía un año menos que yo, y al día siguiente de haberlos comprado vino a mi casa y me dijo: “Yo ya se lo he dado, no me he podido aguantar” al domingo. Me enternece pensar en ese momento que enque no puedes aguantar unos días a darle algo a tu madre.


Y ya, forjada un poco mi manera de ser, un día cualquiera, le compré un ramito de flores a mi madre. Un ramo que no me costó una barbaridad y que no estaba preparado, que me lo hicieron en el momento, y que, como no era un día marcado, no tenía un precio desorbitado. Además, caudno se lo dí, tenía la seguridad que a nadie más en 5 km. a la redonda le habían regalado flores.

La primera vez que lo hice, se sorprendió. Y me dijo: “¿Y esto?”. Mi respuesta fue:

Es que eres mi madre todos los días, no solo el primer domingo de mayo.


Hoy no le he regalado nada tampoco. De hecho, soy un poco mala hija porque lo que le he hecho ha sido despejarle toda la cocina de trastos para que ella pueda limpiar la encimera y la pila a fondo. ¡Toma regalo!.

Eso sí, llevo unos años que el día del padre la lleno a besos porque para mí, ella también es mi padre.

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LA RADIO(TERAPIA) IV: SESIONES PRÁCTICAS

Ya he pasado el ecuador de las sesiones de radio.

Lo que llevo peor es madrugar. Bueno, yo lo llamo madrugar y a algunos os ofendéis porque para vosotros, levantarse a las 7:45, que es cuando a mí me suena el despertador, muchos de vosotros ya estáis entrando en la oficina.

O, pensándolo mejor, puede que lleve peor lo de ducharme por las mañanas. Está muy reñido el tema. Qué frío paso al salir de la ducha.

Lo del cansancio, que se va acumulando, no puedo decir si es por la radio, la medicación, la espera de la menopausia, la falta de vitamina D o la madrugación. Llevo varios meses que voy un poco zombi. Sigo en «servicios mínimos» desde principios de marzo. Y lo que me queda, porque ya me avisaron que lo del cansancio se nota más tarde. Cuando pase, voy a hibernar como los osos.

Lo del dolor/la molestia de la radiación me pilló por sorpresa. Me explicaron que se me enrojecería la zona de la piel irradiada, pero no me esperaba que, a la mañana del día siguiente de la primera sesión, moviera el brazo y viera unas pocas estrellas. Pesaba que, como el cansancio, las molestias aparecerían a partir de la segunda semana.

A todo esto, le añadimos los problemas con la máquina de la radio y el frío que hace en la sala. En 9 sesiones realizadas y a pesar de ser la primera en empezar, nunca he entrado ni salido a la misma hora. La máquina es muy delicada y más de la mitad de las veces falla. Y claro, al ser la primera, nos enteramos cuando yo ya voy desnuda de cintura para arriba, tapada con una mini sábana y en una habitación que está helada porque debe de estarlo.

Acabo con el frío en el cuerpo y me cuesta mucho que salga. Y eso que nada más llegar a casa, llegue a la hora que llegue, me meto de nuevo en la cama tapada con el edredón.

Ayer fue el peor día de todos. Me llamaron puntual a las 9:30, pero no salí hasta las 11 de la sala donde está la máquina. Me prepararon poniéndome el tubo, las pinzas de la nariz, las gafas para ver la pantalla (lazy glasses se llaman) y me colocaron, como todos los días en la posición correcta tomando como referencia las marcas tatuadas. Pero, al intentar hacer el simulacro de rigor, me di cuenta de que el refresco de imagen del monitor iba retrasado y ya supe que tardaría en salir. Estuvieron probando un cuarto de hora y terminaron viniendo a quitarme el tubo mientras esperaba a que lo solucionasen. Les pregunté que si me podía tapar con una sábana hasta que estuviese arreglado. Tenía ya los pezones como escarpias.

Media hora o más más tarde, seguían sin conseguir arreglarla y optaron por mandarme a la cabina donde tenía mis cosas y mi ropa. Me vestí y me puse la chaqueta, pero el frío ya había calado. Cuando ya había pasado una hora de haber entrado, yo solo quería que me dijesen que me fuera a casa y que volviera al día siguiente. Pero no, vinieron a decirme que ya funcionaba pero que me guiarían de voz porque la pantalla no iba. Sin problema: ya me había pasado otra vez y lo tenía ya controlado.

Conclusión: no te confíes con la hora de entrad ya salida de un día, nunca sabrás cuál será al siguiente.

La semana pasada, cuando ya le había cogido el truco a lo de apretar el botón del mando y coger aire y mantenerlo, el botón fallaba y se desapretaba solo. Entraron a ver qué ocurría y tuve la suerte que al técnico también le falló (no me creía del todo). Fue una sesión larga porque decidimos seguir adelante hasta conseguirlo.

Y ayer, o puede que el martes, ya no sé en qué día vivo, me llamaron a las 9:30 y a las 9:50 ya estaba vistiéndome. Increíble. Cuando volví a la cama, aún estaba calentita.

Veremos cómo se presenta la semana que viene, que es técnicamente la última semana.

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