El primer día de todos mis viajes siempre es muy parecido:
Madrugo más de lo que debería.
Llego al aeropuerto y me estresa el control de seguridad:
- Saco el boarding pass
- Guardo el boarding pass
- Compruebo que los bolsillos que estaban ya vacíos en casa, siguen vacíos
- Me quito el cinturón
- Saco todo lo electrónico y lo pongo en una bandeja
- Pongo en otra bandeja la mochila, el cinturón y la bolsa de los líquidos
- Intento llevar 2 bandejas y la maleta sin que se me caiga nada por el camino
- Paso por el arco con un ojo vigilando tus cosas y cruzando los dedos para que no pite
- Cojo todo de la cinta y voy a la mesa “ahora lo guardas todo otra vez” ( en el aeropuerto de Cardiff, al pasar el control, hay unos asientos con un cartel que dice: Re-dressing area. Nunca mejor dicho)
Busco la puerta de mi vuelo.
La encuentro y me siento como si hubiera ganado un maratón: aliviada pero exhausta.
Sólo quedan más de una hora de espera.
Hasta que sale el vuelo, me muero de sed. Pero antes morir que pagar euro y medio por una botellita de agua.
Sigo exhausta. Tengo series para ver y cosas para leer, pero no tengo ganas.
Llega la hora en que anuncian el embarque y soy de las pocas que no hace cola. Las cosas han mejorado y hasta las compañías lowcost ya te asignan el asiento. No hay necesidad de hacer cola durante 20 minutos. Cuando veo que empiezan a embarcar o alguna azafata/o empieza a pre-embarcar comprobando billetes, me levanto para hacer cola.
Saco de nuevo tarjeta de embarque y añado el DNI. Objetivo: no perder el DNI.
Embarco y guardo boarding pass en un bolsillo y DNI en el otro. El DNI ya lo necesito pero no es el momento de sacar nada de la mochila. El boarding pass no es necesario mostrarlo de nuevo, a no ser que lo hayas guardado a conciencia y entonces será cuando tengas que mostrarlo de nuevo a subir al avión.
Estoy atrapada en el pasillo o gusano durante 10 minutos.
Llego a mi sitio y me planteo que si no estuviera gorda, el sitio entre el asiento y el de delante seguiría pareciéndome claustrofóbico.
Y ya sólo quedan 2 horas y media de vuelo con un ruido/zumbido que me molesta mucho y siempre.
Sigo teniendo algo que ver o leer, pero no tengo la mente para ello.
Casi siempre, acabo durmiéndome un rato en los transportes intermedios o en el avión y me despierto fatal, como a medias, y sólo quiero una cama y seguir durmiendo.
Cuando llego al destino, afortunadamente, sé seguir bastante bien las señales al siguiente transporte.
Suelo llegar por la tarde o por la noche.
Llego a la ciudad de destino y, a pesar de que me he hecho y estudiado mapas para llegar y que pone que son 15 minutos, no lo consigo.
No llevo nada bien lo de orientarme con mapas/callejeros. Tardo una hora y miles de vueltas por calles que a veces dan cosita en encontrar el alojamiento. Al día siguiente me doy cuenta que estoy a una calle de la parada a la que llegué anoche.
Vamos, que llego muerta al alojamiento. Sin ganas de hacer turismo y arrepintiéndome de haber decidido hacer el viaje.
Pero me acuesto, y al levantarme, ya lo llevo mejor y estoy lista para verlo todo.
Por eso, me gusta llegar a los sitios por la noche y despertarme allí. Si llego para empezar a ser turista, es una pesadilla de cansancio mental y físico.
Por supuesto, se lleva mejor en compañía, aunque siga siendo lo mismo.
En el viaje a Cardiff:
- Me he hecho un viaje de horas en tren a Barcelona (era la mejor opción de precio y logística)
- 5 horas de espera en el aeropuerto (me he sorprendido viendo el campeonato mundial de natación en unas teles Samsung que había por todo el aeropuerto)
- Y al llegar a Cardiff, he ido en dirección contraria 15 minutos hasta que me he dado cuenta que ya debería haber llegado. Y lo dicho, el hotel estaba en la otra dirección, a 5 minutos de la parada. A mí me ha costado 15 minutos alejarme, 15 minutos volver y 5 llegar al hotel.
Ah y cuantas más ganas tengo de meterme en la cama, más cositas aparecen. Esta vez, me han dado la llave; he subido al cuarto piso con la maleta; he descubierto que la llave no abría; he bajado con mi maleta, me han cambiado la llave, la hemos probado en una puerta de abajo; he subido de nuevo con mis maletas y ya funcionaba.
Cuando llego al destino durante el día, no sé cómo lo hago pero es demasiado pronto y no hay opción a decidir no hacer nada más en todo el día, hay que aprovechar, pero estoy tan consumida que voy en modo turista zombi.