En mi última visita al dentista me dijo:
Menuda boca tienes princesa
Y me di cuenta que llevo toda la vida yendo al dentista. Que sí, que la falta de higiene bucal no ha ayudado a disminuir esas visitas, pero es que mi madre me recuerda a veces que hubo que empastarme más de una diente de leche. ¡DE LECHE!
Esta vez decidió extraerme una muela del final, que fue empastada en un principio y quitado el nervio no recuerdo cuándo.
Desde hace unos meses, se estaba cayendo a trocitos y el dentista buenorro me comentó que no podíamos hacer nada más.
Me puso la anestesia y mientras esperaba que hiciese efecto pensaba:
¿Existirá el día que el dentista me diga: Ale, ya no queda nada más por hacer, nos vemos en medio año para revisar?