Da rabia que de lunes a viernes me suene el despertador a las 8.15 y sienta tanto en cuerpo como en alma que necesito 2 horas más durmiendo y llegue un sábado y un domingo sin despertador y que a las 8.18 me despierte y no tenga ganas de agonizar.
Eso si, para cabezona yo, e intento volver a dormirme: ayer hasta las 12 y hoy, milagrosamente, a las 10.30.
Mañana, a agonizar de nuevo.
Y por hoy poco queda: una ducha y buenas noches.